En el entorno corporativo actual, es cada vez más común que las jornadas laborales se desarrollen frente a una computadora durante 8 horas o más. Este ritmo, si bien impulsa resultados y productividad, también conlleva riesgos: dolores musculares, fatiga visual, aumento del estrés y, a largo plazo, problemas de salud relacionados con el sedentarismo.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) advierte que permanecer sentado durante largos periodos de tiempo puede incrementar el riesgo de enfermedades cardiovasculares y metabólicas. La buena noticia es que la solución no está únicamente en el gimnasio, sino en integrar pequeños hábitos saludables dentro de la rutina laboral.
A continuación, compartimos prácticas recomendadas que pueden marcar la diferencia:
1. Realiza micro-pausas periódicas
Estar sentado durante mucho tiempo reduce la circulación sanguínea y puede provocar rigidez muscular. Por eso, levantarse al menos una vez por hora es fundamental.
¿Cómo hacerlo?

Estudios demuestran que pausas de apenas 2 a 3 minutos por hora ayudan a mejorar la concentración y a reducir la sensación de cansancio al final de la jornada.
2. Incorpora movimiento en las reuniones
Las reuniones son parte esencial de la vida corporativa, pero también representan largos periodos de inactividad. Convertirlas en espacios dinámicos puede traer beneficios para todos.

Según la Universidad de Stanford, las reuniones caminando pueden aumentar hasta en un 60% la generación de ideas creativas.
3. Cuida tu postura
Una postura incorrecta sostenida durante horas puede provocar dolores en la espalda, el cuello y los hombros, además de impactar en la respiración y la concentración.
Buenas prácticas posturales:

Una buena postura no solo previene lesiones, también influye en la confianza y en la forma en que nos comunicamos dentro del entorno laboral.
4. Integra pequeños ejercicios en tu espacio de trabajo
No es necesario esperar a terminar la jornada para moverte. Existen ejercicios sencillos que se pueden realizar en la oficina sin interrumpir el ritmo laboral.
Ejemplos prácticos:

Estos “mini-ejercicios” incrementan la energía y ayudan a contrarrestar los efectos del sedentarismo, además de mejorar el estado de ánimo.
5. Elige opciones de alimentación saludables
La alimentación en el trabajo suele resolverse con lo más rápido y accesible, lo que muchas veces significa comida ultraprocesada o con exceso de azúcar. Estas elecciones generan picos de energía seguidos de bajones que afectan el rendimiento.
Alternativas recomendadas:

Según la British Journal of Health Psychology, una dieta rica en frutas y verduras se asocia con mayores niveles de bienestar, creatividad y productividad en el entorno laboral.
6. Finaliza la jornada con actividad física
No tiene que ser una rutina intensa: una caminata ligera de 20–30 minutos, andar en bicicleta o realizar estiramientos en casa ya representan una gran mejora.
Beneficios comprobados:

La OMS recomienda al menos 150 minutos de actividad física moderada por semana, lo cual se puede alcanzar fácilmente con caminatas cortas distribuidas en los días laborales.
Trabajar sentado muchas horas al día no significa condenarse al sedentarismo. Con pausas activas, reuniones más dinámicas, posturas correctas, opciones de alimentación saludable y algo de actividad física diaria, es posible cuidar el bienestar sin sacrificar productividad.
En definitiva, cuidar tu salud es también cuidar tu desempeño profesional.
Redacción: Geraldine Boyer
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